La Tierra y Su Entorno

 

La distancia media de la Tierra al Sol es de unos 150 millones de kilómetros y su diámetro 12.756 Kilómetros.

Después de Mercurio y Venus es el planeta más próximo al Sol. La perforación más profunda, realizada por el hombre, ha sido de poco más 10 kilómetros, menos de 600 veces el radio de la Tierra.

Antes de que el sol se asentara, la Tierra era una bola rocosa, caliente y sin aire. Los océanos y la atmósfera - similar a la de Venus y Marte - deben su origen a la desgasificación del interior ardiente del planeta tras el enfriamiento de la corteza. Los volcanes, en erupción permanente, continuaron expulsando lava y cenizas, grandes cantidades de dióxido de carbono y vapor de agua, así como nitrógeno y compuestos sulfurosos.

Mientras que las atmósferas de Venus y Marte son de dióxido de carbono, la de la Tierra es de oxígeno y nitrógeno. Esto se debe a que primitivas formas de vida sobre la Tierra fueron transformando parte del dióxido de carbono en oxígeno y almacenando el carbono en residuos orgánicos, carbón e hidrocarburos, y parte fue disuelto por los océanos que se habían formado por la progresiva condensación del vapor de agua que envolvía la gran bola de magma incandescente.

Al estabilizarse el Sol, la Tierra, Venus y Marte iniciaron una evolución similar. La elevada temperatura de Venus impidió la condensación del vapor de agua y se produjo el efecto invernadero. El calor del sol era atrapado pero el calor del planeta (ondas infrarrojas) no podía escapar de una atmósfera, cada vez más recalentada, que no podía actuar como "la ventana abierta" de la atmósfera terrestre. En Venus la temperatura alcanzó los 500º C.  y se estabilizó.

Por su lado, Marte, más alejado del Sol, no sufrió el efecto invernadero, pero, siendo la fuerza de su campo gravitatorio inferior al de la Tierra, dejó escapar, en gran medida, su atmósfera y se convirtió en un desierto helado con una temperatura inferior a los cero grados centígrados en una atmósfera de dióxido de carbono. Hace cientos de millones de años existió sobre Marte agua corriente y todavía se pueden observar las huellas de numerosos lechos fluviales (los canales de Marte).

En la Tierra la temperatura media se estabilizó en 15 ºC, temperatura ideal para el desarrollo de la vida actual. Las blancas nubes se encargan de reflejar gran parte del las radiaciones recibidas del Sol. Pero la vida animal que respira oxígeno procede de las especies originales que favorecieron su formación. La naturaleza del AIRE es pues, al mismo tiempo, producto y causa de vida.

Estructura de la Tierra

Un corte transversal de la Tierra nos permitiría observar tres partes esenciales: La corteza, el manto y el núcleo.

La corteza

Es la capa más superficial. En ella cabe diferenciar que la corteza oceánica es de diferente composición que la corteza continental. Tiene mayor densidad (2,9 toneladas por metro cúbico) que ésta (2,7 tm/m3) y se formó por la ascensión de las rocas fundidas del manto. Se forma en las dorsales centro oceánicas y recibe el nombre de SIMA por su composición, SIlicio y MAgnesio.

La corteza continental o SIAL, constituida por SIlicio y ALuminio, se divide en placas de 17 a 20 kilómetros de espesor que alcanzaron su forma actual tras un proceso que duró unos 4.000 millones de años. Las rocas más antiguas (Groenlandia) tienen una antigüedad de 3.750 millones de años, solo 800 millones de años menos que la misma Tierra.

Deriva continental

Hace más de 250 millones de años Entre 250 y 120 millones de años
Hace 120 millones de años Dentro de varios millones de años

El manto terrestre

Se inicia a unos 10 kilómetros bajo el fondo de los océanos y a 35 km bajo los continentes; lo conocemos gracias a las rocas que, a veces, emergen de los volcanes. El manto superior, de 60 a 100 km de espesor, forma con la corteza la litosfera rígida, también dividida en placas. Bajo ésta hay una capa viscosa, la astenosfera, que se extiende hasta una profundidad de 700 kilómetros. Entre los mantos superior e inferior hay otra discontinuidad, la densidad aumenta de 3,3 tm/m3 a 4,3. Al parecer, el movimiento del manto superior está ligado al de los continentes. El movimiento del manto inferior es independiente, éste emite ríos de material inalterado hasta la superficie, dando lugar a la formación de islas de naturaleza volcánica como Hawai.

El núcleo

Su límite está a 2.900 km de profundidad y, en él, la densidad de las rocas aumenta de 5,5 a 9,9 tm/m3, este espacio se conoce como la discontinuidad de Gutemberg y fue descubierto en 1914. Bajo él se supone que el material es líquido, ya que las ondas sísmicas no lo pueden atravesar. Su composición, deducida de la observada en algunos meteoritos, se ha estimado que consiste en grandes proporciones de hierro y níquel. El proceso de formación de un planeta ha sido comparado con el que se produce durante la separación de los metales en un alto horno.

En el centro del núcleo existe un nódulo más denso, de unos 1.200 km de radio (2/3 el tamaño de la Luna), donde, bajo fuertes presiones, los metales se solidifican (hierro y níquel solidos, de 12 a 13 tm/m3 de densidad). Las corrientes eléctricas que lo recorren son la causa de magnetismo terrestre. El campo magnético de la Tierra es más intenso en los polos que en las zonas ecuatoriales. Si lo asociáramos al que origina una barra magnetizada (electroimán), los flujos de corriente eléctrica coincidirían con los paralelos. Los polos magnéticos tienen una inclinación de 11º en relación con los polos geográficos y varía cada millón de años, desplazándose unos 100 metros hacia el oeste. Esto hace que el polo norte magnético pase al polo sur con el paso del tiempo y viceversa, en una lenta pero continua rotación.

La temperatura de la Tierra aumenta con la profundidad hasta alcanzar los 3.000 ºC en el núcleo. Los átomos radioactivos se concentran hacia la superficie, creando una especie de manto térmico que impide el enfriamiento rápido del planeta.

El eje de la Tierra oscila cada 10.000 años describiendo, su eje, dos conos opuestos por el vértice. Esto hace que la pauta de las estaciones varíe con el tiempo, cambios que se han relacionado con las glaciaciones, que parecen suceder cuando el hemisferio septentrional tuvo veranos fríos.


Así como un giro de la Tierra, sobre su eje, determina el día y el recorrido de una órbita completa, el año; el ciclo de las fases de la Luna, de 29 ½ días, determina otro parámetro fundamental, el mes lunar. Como ni el año real ni el mes lunar se corresponden, exactamente, con el calendario moderno, cada cuatro años hay un año bisiesto que, a su vez, es suprimido cuando coincide con el año de final de siglo, si éste no es divisible por 400. Por eso el año 2.000 será año bisiesto. Aun así sigue existiendo una pequeña desviación de 26 segundos por año. En el año 4906 el calendario se hallará desfasado en un día en relación al tiempo real del Universo.

El eje de la Tierra forma un ángulo de 23,5 º con su plano orbital. Esto origina las cuatro estaciones en cada región, en función de su posición frente al Sol. Por su parte, la Luna ofrece sus fases, Luna nueva o novilunio, cuarto creciente, Luna llena o plenilunio y cuarto menguante, dependiendo de la sombra que la Tierra proyecte sobre ella. El eclipse lunar se produce cuando nos oculta el Sol, puede ser total o parcial, dependiendo de si la Luna se encuentra en zona de "humbra" o "penumbra". Debido a que la órbita lunar está inclinada 5º con respecto a la de la Tierra, la luna pasa, habitualmente, por encima o por debajo de las zonas de sombra y los eclipses no son tan frecuentes. "¿Qué hubiera sido de los poetas y de su canto al plateado disco de no ser por esos 5º de inclinación."

 

 

 

 

 

 

 

Eclipse solar

La Atmósfera de la Tierra

Protege el planeta y está dividida en varias capas de suave transición y diferentes espesores (Ver Capas de la Tierra).

Más allá de los 500 km, el campo magnético es tan dominante que origina una nueva capa llamada Magnetósfera, es la auténtica frontera entre la Tierra y el espacio interplanetario y se le ha comparado con el "casco" de la "astronave" Tierra. La Magnetosfera desvía las partículas originadas por el viento solar como la quilla de un buque desvía el agua en su contorno. La influencia magnética del planeta deja en su recorrido, como el buque, una amplia estela.

Los cinturones Van Allen

Los campos magnéticos de la Tierra atrapan numerosas partículas, dando lugar a unas regiones, que la rodean, de 3.000 y 15.000 kilómetros de anchura por encima del ecuador. Las partículas que escapan van hacia los polos produciendo lo que se conoce como "aurora boreal", en el hemisferio norte, y "aurora austral", en el hemisferio sur. Solo la Tierra y Mercurio tienen magnetismo debido, probablemente, al núcleo fundido y pesado de ambos planetas.